viernes, 17 de junio de 2011

EL NEOLIBERALISMO EN LA ARGENTINA (1989-1999)

EL NEOLIBERALISMO EN LA ARGENTINA (1989-1999)

Como estudiamos en el capítulo anterior, desde la década de 1970, el sis­tema capitalista sufrió una serie de cambios estructurales que dinamizaron la economía e influyeron en la vida política, social y cultural.
En nuestro país, los principales cambios económicos estuvieron relaciona­dos con las políticas neoliberales de privatización, reforma del Estado, aper­tura externa, integración regional, que caracterizaron la inserción de la Argentina en la dinámica de la globalización.
Estas políticas, iniciadas entre 1975 y 1976, fuertemente impulsadas desde 1989 y profundizadas en 1991 con el denominado Plan de convertibilidad*, han conformado una etapa en la historia del país marcada por un régimen económico cuyo eje ha estado en el sector financiero, el endeudamiento y la transferencia de recursos al exterior.
Durante las presidencias de Carlos Saúl Menem (1989-1999), se realizó un drástico proceso de reformas de mercado, que transformó "de raíz" la estruc­tura económica y social del país. Estas reformas estructurales de orientación neoliberal contrastaban con las tradicionales políticas económicas asociadas al peronismo, que se había caracterizado por la presencia de un Estado fuer­temente intervencionista.
El "menemismo" no dudó en privatizar gran parte de las empresas estata­les, flexibilizar la economía, liberalizar el mercado interno, desplegar una apertura financiera al capital transnacional y desarrollar una política de reducción del gasto del Estado, principalmente en lo que respecta a la política social.
El neoliberalismo en la Argentina contó con el apoyo de los grandes grupos económicos locales. Por ejemplo, el grupo Bunge & Born apoyó la candidatura de Carlos Menem y tuvo una activa participación en la política económica de su primer gobierno.
Las medidas aplicadas al sector social impactaron en las obras sociales, el sistema de previsión social y el régimen de trabajo con   las  reformas  de flexibilización   laboral, entre las más significativas.

ACTIVIDADES
Recupera del capítulo anti información sobre los cambios estructurales del sistema capitalista que afectaron a la Argentina explica con tus palabras en qué consiste el neoliberalismo.
Políticas neoliberales
Consecuencias


 Completa un diagrama como este:



EL NUEVO MODELO ECONÓMICO Y SU RELACIÓN CON EL PBI
Para poder analizar la década de 1990, es necesario conocer el impacto de las políticas económicas en la participación del Producto Bruto Interno (PBI). Entre los años 1991-1994, se distinguió un crecimiento anual positivo del Producto Bruto Interno, acompañado por un detenimiento de la inflación, una recuperación del mercado interno y una reactivación y crecimiento de ciertos sectores de la economía, particularmente, de la industria automotriz, en un contexto de ingreso de capitales extranjeros.
Sin embargo, en 1995 se registró una caída de la actividad económica, como consecuencia de diferentes factores externos, como la crisis iniciada en México (efecto tequila) y de factores internos, por ejemplo, el congelamiento de los salarios y el incremento de la desocupación. A fines de ese año y hasta mediados de 1998, hubo una recuperación moderada del ingreso de capitales y de la actividad económica, pero a partir de 1998, se ingresó en la fase de recesión y crisis final de la convertibilidad.
El sector industrial sufrió un fuerte retroceso en la producción debido al incremento de las importaciones, lo que ocasionó el cierre de empresas y la destrucción de puestos de trabajo en el sector secundario. La economía se inclinó preferentemente hacia las actividades pri­marias (por ejemplo, la producción de soja, de eucalipto, o la extracción de oro) y terciarias (como las actividades relacionadas con el turismo, el cine, la creación, diseño, producción y distribución de piezas publicitarias).


LAS EXPORTACIONES Y LAS IMPORTACIONES
En las exportaciones del período, se refleja una fuer­te concentración de la economía argentina. Para 1999, casi la mitad del valor total de las ventas al exterior de las veinte mayores empresas exportadoras del país era de aproximadamente 22.000 millones, de dólares, dando cuenta del crecimiento de las exportaciones y su reper­cusión en la economía argentina.
Por su parte, el incremento de las importaciones mediante la política de apertura económica tuvo como principal efecto el cierre de empresas, la caída de la inte­gración de la producción local y la destrucción de pues­tos de trabajo.
En el período 1991-1999, las exportaciones se incrementaron en un 94%, mientras que las importaciones lo hicieron en un 205%. No se puede dejar de mencionar que la reforma del Estado, las privatizaciones y la desindustriali­zación produjeron elevados niveles de desocupación y subocupación. A par­tir de mayo de 1994, la tasa de desocupación superó los dos dígitos y alcanzó el mayor índice en mayo de 1995 con el 18,4%.

Anexo:
La capitalización de la deuda
Un elemento central en los programas neoliberales fue la conversión de los títulos de deuda externa en capital. Esta política surgió del FMI (Fondo Monetario Internacional) a comienzos de 1985, quien planteó a los países latinoamericanos que, además de saldar los intereses de la deuda, debían devolver el capital adeudado. Este capital debía saldarse mediante la venta de activos estatales, es decir, por medio de la privatización de las empresas públicas.
En nuestro país, el primer régimen de "capitalización de la deuda externa" se aplicó en 1985, cuando se transfirió la deuda externa privada al sector público.
A partir de la década de 1990, la privatización de las empresas públicas pasó a formar parte de la capitalización de la deuda externa como parte de pago del capital adeudado a los acreedores externos.

LA PRIVATIZACIÓN DE EMPRESAS PÚBLICAS
Las privatizaciones le permitieron al Estado trasladar el control y el poder de los sectores de energía, comunicaciones y transportes a un nuevo grupo económico dominante.
La compra de las empresas públicas se realizó a precio de remate y los beneficios obtenidos fueron enormes.
Para los acreedores externos, las empresas públicas eran la mejor opción para hacer efectiva una parte del capital adeudado, a través de la capitaliza­ción de la deuda, para obtener nuevas áreas de inversión que, hasta ese momento, estaban en poder del Estado y para multiplicar sus ganancias.
Entre 1991 y 2001 las empresas prestadoras de servicios públicos supera­ron los 34.000 millones de dólares y ganaron más de los 30.000 millones que invirtieron en la compra. Además, el Estado se hizo cargo de las deudas que tenían antes de su privatización. En esta línea de pensamiento se privatizaron empresas del Estado, en forma gradual pero continua. Es así como muchos servicios pasaron a manos privadas como en el caso del transporte aéreo, los ferrocarriles, los subterráneos de la Ciudad de Buenos Aires, los sistemas por­tuarios y los servicios de agua potable, electricidad, gas, teléfonos, canales de televisión, empresas de correos, entre otras.
Muchos fueron los argumentos que justificaban la necesidad de las priva­tizaciones: la reducción de la deuda externa, ya que las empresas serían entre­gadas como parte del pago; la identificación de las empresas públicas como una de las causas fundamentales de la crisis y, sobre la base de ese argumen­to, la necesidad de su privatización que reduciría el déficit público y contri­buiría a la estabilidad.
El objetivo de bajar la deuda externa no se cumplió. Esto ocurrió recién durante 2004-2007, tras la caída del régimen de convertibilidad a fines de 2001.

IMPACTOS TERRITORIALES EN LA DÉCADA DEL 1990
Las transformaciones estudiadas en el capítulo sobre la década de 1990 dieron origen a dos procesos interrelacionados: la modernización-integración selectiva de ciertos actores sociales, actividades, áreas y redes, y el deterioro-marginación-exclusión de otros.
·            La modernización-integración: las inversiones en minería y combusti­bles, la producción agropecuaria exportadora, las empresas industriales trans­nacionales y de servicios, el comercio e infraestructura del sector inmobiliario y el turismo destinado a los sectores de ingresos más elevados fueron algunos de los ejemplos de los denominados territorios selectivos, cuyos capitales eran de origen extranjero. Estos generaron segmentos del territorio que se moder­nizaron según los patrones económico-territoriales del momento. Un claro ejemplo lo constituyeron los ramales privatizados del ferrocarril de carga en la región pampeana que permitió la articulación de las zonas "sojeras" con los puertos de aguas profundas para la rápida salida de la producción al exterior.
·            El deterioro-marginación-exclusión: los segmentos territoriales en los que se evidenciaron estas características fueron "la otra cara" de los impactos de las políticas de la década de 1990. Por ejemplo, algunas áreas en las que se asentaban empresas estatales u orientadas al mercado interno que se vie­ron fuertemente perjudicadas por el cierre de los ramales ferroviarios, la frag­mentación del servicio mediante concesiones y el establecimiento del sistema de peajes en las principales rutas.
    La década de 1990 constituyó el escenario temporal del regreso de las grandes ciudades al rol protagonice en términos de crecimiento, inversiones y concentración económica. La profundización del mode­lo neoliberal volvió al "centro de la escena" a las grandes ciudades. La mayor parte de los esfuerzos que se dieron durante la década de 1980 por desconcentrar las actividades económicas y expandirlas hacia nuevas áreas geográficas perdieron vigor, dado el retorno y el refuerzo de las desigualdades territoriales.

ACTIVIDAD:
Explica por escrito en qué consisten los siguientes procesos: privatización de empresas públicas, transferencia de ingresos al sector privado, capitalización de la deuda, generación de territorios selectivos.
2, Enumera las consecuencias de la "modernización-integración" y presenta ejemplos. Identifica, por lo menos, tres argumentos del Estado argentino para llevar adelante el proceso de privatizaciones.

El empobrecimiento de las economías regionales
Las medidas implementadas desde 1991 —entre las que se encuentran la apertura externa, la inserción acelerada de la economía en el sistema finan­ciero internacional y la ausencia de regulación estatal— transformaron la dinámica de las economías regionales.
La mayoría de la producción había estado dirigida al consumo interno. El noreste proveía de yerba mate, tabaco, algodón en fibra, frutas tropicales y tanino; el noroeste enviaba frutas, vinos, azúcar y hortalizas, además de petró­leo y gas; la región de Cuyo se especializaba en vinos, frutas, hortalizas y petróleo; y el área patagónica ofrecía productos de la pesca, lana y una amplia gama de frutas y combustibles líquidos y gaseosos.
El sistema de precios dependía de la dinámica de consumo local y de la intervención reguladora del Estado a través de la fijación de precios mínimos y pautas de comercialización, y el sobrante del mercado interno era lo que se exportaba. Pero a partir de la fecha antes mencionada, el sector externo se constituyó en el principal demandante de la producción y los precios de comercialización eran establecidos por los mercados internacionales. Esta situación supuso una gran transformación de las producciones regionales mediante una modernización productiva para lograr su inserción en el mer­cado. Sin embargo, dicha modernización sólo pudo ser llevada a cabo por los grandes productores o grupos económicos nacionales o extranjeros. Los pequeños productores, en su mayoría, quedaron excluidos de este proceso, al no contar con los recursos ni con el acceso al crédito para adecuarse al nuevo perfil productivo y tecnológico.
A partir del 2002, con la devaluación, se dio un crecimiento productivo en las economías regionales vincula­do a una mayor demanda inter­na y externa. Sin embargo, ello no se tradujo en una mejora para todos los secto­res que participaban de las economías regionales: se acentuaron las tendencias existentes, en las que los sec­tores más modernos se benefi­ciaron con ese crecimiento.

LA CRISIS ECONÓMICA Y SOCIAL: PEA, DESEMPLEO Y SUBOCUPACIÓN
Hasta mediados de la década de 1970, la Argentina era un país sin gran­des problemas de empleo. Desde entonces a la actualidad, el desempleo, el deterioro de las condiciones de trabajo y los salarios bajos han sido caracte­rísticas constantes de la economía del país.
Con el inicio del Plan de convertibilidad, la desocupación bajó a 6% en 1991. Desde entonces mostró una tendencia creciente, llegó a 16,6% y a 17,3% en 1995 y 1996, respectivamente, a causa del efecto tequila*. Esto sig­nifica que, para 1996, cada 100 personas de la población económicamente activa (PEA), 17 se encontraban sin empleo. Con la crisis del 2001, la deso­cupación alcanzó el 18,3%.

Fuente: elaboración propia sobre la base de datos de EPH (INDEC).

Efecto tequila: repercusión que tuvo en la economía latinoamericana la devaluación de la moneda mexicana en diciembre de 1994.
Tasa de desocupación: se calcula como porcentaje entre la población desocupada y la Población Económicamente Activa.
Tasa de empleo: se calcula como porcentaje entre la población ocupada y la población total.
¿Cómo se mide el empleo?
   La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) es un programa nacional de producción sistemática y permanente de indicadores sociales que lleva a cabo el INDEC. Permite conocer las características sociodemograficas y socioeconómicas de la población. Se aplica en la Argentina desde 1973, y se han llegado a cubrir 31 aglomerados urbanos de todo el país. Desde 2003 ofrece datos trimestrales. En relación con el empleo, releva datos sobre la Población Económicamente Activa (PEA), o sea, el conjunto de personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la buscan activamente. De esta forma, la población se clasifica por la relación que tiene con el mercado de trabajo en:
Ocupada: conjunto de personas que tiene por lo menos una ocupación. Es la población que, en un tiempo específico denominado semana de referencia, ha trabajado por lo menos una hora en forma remunerada o también quienes realizan tareas regulares de ayuda en la actividad de un familiar reciban o no una remuneración.
Desocupada: conjunto de personas que no tienen una ocupación y buscan activamente trabajo.
Subocupada: conjunto de población ocupada que trabaja menos de 35 horas semanales y desea trabajar más horas.
Fuente: www.indec.gov.ar

FLEXIBILIZACIÓN Y PRECARIZACIÓN LABORAL
Hasta la década de 1990, la legislación laboral argentina estaba centrada en la protección de los trabajadores: establecía fuertes restricciones a los des­pidos e impedía el ajuste del empleo a los ciclos económicos. Esta legislación se había gestado durante la vigencia del Estado de bienestar.
Desde esa década y con la primera presidencia de Carlos Menem (1989-1995), el Estado implemento cambios en la legislación laboral para flexibilizar* el mercado de trabajo. Así, en la nueva legislación aparecen:
·           Contratos por tiempo determinado aplicables a distintas situaciones.
·            Indemnización por despido.
·           Regímenes de preaviso.
·           Períodos de prueba con obligatoriedad de preaviso por despido. El tra­bajador no recibe indemnización.
·           Reducción de los aportes del empleador a la seguridad social por cada trabajador: jubilación, asignación
familiar, obra social, riesgo de trabajo y fondo de empleo.
·           Contratos de pasantía que, generalmente, son utilizados por las empre­sas para cubrir puestos de trabajo a menores costos.
·           Se permiten los convenios por empresas (antes sólo eran por actividad) en los que los trabajadores pierden poder de negociación, y, en los conflictos, se favorecen los puntos de vista de las empresas.
Los objetivos de estos cambios eran el fomento del empleo y el registro de los trabajadores. Sin embargo, al analizar los números sobre empleo, desem­pleo y subempleo del capítulo anterior, observamos que estas medidas no lograron los objetivos esperados.
Estos aspectos han contribuido a que, en la actualidad, exista una gran bre­cha entre los que están adentro, que acceden a los empleos de buena calidad en los sectores más modernos de la economía, y los que quedan afuera o mantienen relaciones de gran vulnerabilidad, se trate de desocupados o de aquellos que sólo acceden a empleos precarios.

Flexibilizar: modificar las formas de contratación y de despido como medio para reducir costos de producción, especialmente los costos laborales. La flexibilización está orientada a contratos de duración definida y permite disponer de mano de obra temporal (por lo general, de baja calificación) sin que haya mayores problemas en situaciones de despido.

INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES

EL QUIEBRE DE LOS MERCADOS HACIA 1930
La fuerte caída de la actividad económica —sufrida en Estados Unidos con el llamado lunes negro de octubre de 1929— afectó a todo el sistema capita­lista mundial cuando se "derrumbaron" los mercados norteamericanos en la bolsa de valores de Wall Street, cuyo resultado fue la caída de los precios mundiales de las materias primas y de los alimentos. Empresas, bancos y enti­dades financieras quebraron o atravesaron serios problemas económicos. Esta situación se extendió por el mundo y afectó a los países europeos: el pánico se apoderó de la población, muchas personas perdieron su empleo y su vivienda, y esto generó un escenario de luchas y desamparos.
Los problemas económicos y financieros que los países centrales debieron afrontar derivaron en un nuevo escenario comercial. Para enfrentar la crisis, se estimuló el mercado interno y se redujeron los intercambios comerciales, o sea, al contraerse el mercado internacional, disminuyeron las importaciones y las exportaciones entre los países centrales y la periferia capitalista, lo que se conoce como economía cerrada.
Entre los años 1930 y 1976, la sociedad argentina protagonizó una serie de profundas transformaciones en el proceso de organización espacial del propio territorio. La crisis de 1930 interrumpió las exportaciones de bienes primarios (cereales, carnes, cue­ros) que, durante el modelo agroexportador, habían coloca­do a la Argentina en el gran escenario comercial mundial, lo cual dificultó la compra de bienes manufacturados o indus­trializados en el exterior. Además, condujo a la creciente intervención del vistado nacio­nal en la promoción de políti­cas de desarrollo económico y social que derivaron en profundas transformaciones territoriales.

 El derrumbe de los mercados en la bolsa de valores

En octubre de 1929 se produjo -a lo largo de varios días- una importante caída en los precios de las acciones de la bolsa de valores de Wall Street, que continuaron cayendo en una situación nunca vista durante un mes. La euforia y las ganancias financieras de la época de mercado desaparecieron y cientos de miles de trabajadores estadounidenses perdieron su empleo en sólo tres días. El fenómeno llevó la crisis a otros continentes, ya que los precios internacionales de las materias primas disminuyeron notablemente.


Los inicios del modelo de sustitución de importaciones



Como vimos en el capítulo anterior, la expansión de la economía argenti­na durante el período agroexportador de 1880 a 1930 resultó espectacular. En aquellos años, que fundaron una nueva nación, la población argentina se quintuplicó y el producto bruto se multiplicó por diez. Ese crecimiento era impulsado por las exportaciones agrarias, cuya renta, es decir, la remunera­ción que se recibe en el proceso económico correspondiente al uso de la tie­rra como factor productivo, aumentó notablemente. La región pampeana atrajo e incorporó a millones de inmigrantes y se ubicó entre las regiones más ricas del mundo.
La crisis de 1930 impacto fuertemente sobre el sólido mercado agroexpor­tador de principio del siglo XX de la Argentina. La importante reducción en la compra de productos agropecuarios, junto a la fuerte caída de los precios internacionales, hizo que nuestro país comenzara a producir bienes industria­les, que hasta ese momento se importaban. Este modelo es conocido como la ISI (Industrialización por Sustitución de Importaciones), que se extendió desde 1930 hasta 1976.
La expansión y el desarrollo industrial apoyado en la sustitución de impor­taciones, con inversiones de capital público y privado, produjo el rápido cre­cimiento de la renta industrial, o sea, del ingreso que obtienen los industriales por el capital fijo invertido (propiedades, maquinarias, tecnologías, marcas y patentes, etcétera).
El Estado se consolidó como gran regulador de la economía. Impulsó la actividad industrial. También necesitó fomentar el crecimiento de una buena red de infraestructura vial y férrea.
Esta etapa estuvo acompañada de una creciente inversión de capitales, espe­cialmente aquellas de origen norteamericano.
Otras medidas que impulsaron la actividad industrial fue el otorgamiento de créditos públicos.

 ¿Cómo aumentar la riqueza nacional?

Durante la ISI se busca aumentar las exportaciones y reducir al mínimo posible las importaciones con el fin de incrementar la riqueza nacional. Las decisiones económicas se basaban en tres pilares fundamentales: generar una política industrial activa que subsidie y dirija la producción de sustitutos, crear barreras al comercio externo por medio de altos aranceles, y promover una política monetaria que mantenga el valor de la moneda elevado.

Los beneficios otorgados por el Estado al capital extranjero

"Para fomentar la inversión extranjera en ferrocarriles, el Estado comenzó garantizando a las empresas beneficios mínimos que llegaban hasta el 7% del capital empleado. [...] Las concesiones de tierras adyacentes a las' vías y la Ley Mitre de 1907, que eximía a las empresas del pago de todo tipo de impuestos constituyeron un poderoso estímulo para la inversión ferroviaria".
Rapoport, Mario: Historia económica, política y social de la Argentina (1880-2000). Ediciones Buenos Aires: Macchi, 2000.


El rol del Estado durante la ISI inicial (1930-1943)

A partir de 1930 y hasta principios de los años 1970, se produjo una cre­ciente industrialización de la economía nacional, que marca el agotamiento del modelo económico agroexportador. Los grandes propietarios de tierras, ante la caída de las exportaciones agrícolas, orientaron sus inversiones hacia la industria local.
El período inicial de la ISI se extendió por más de una década e hizo que la producción industrial superara a la producción agropecuaria, lo que gene­ró grandes transformaciones territoriales, económicas y sociales.
El Estado nacional fue el actor principal en esta etapa, encargado de dise­ñar políticas y medidas económicas tendientes a superar la crisis internacio­nal. Estableció cupos o valores máximos para la producción agrícola y redujo la superficie de siembra. Fijó precios sostén (llamados así a los precios míni­mos) para la compra de productos primarios que abastecían las incipientes economías regionales (vid, algodón, azúcar). De esta forma, evitaba la caída de los precios garantizando los ingresos de los productores de dichas regio­nes. El Estado, además, elevó los impuestos a los productos importados y limi­tó las compras de bienes industriales no tradicionales. Todas estas medidas se tomaron para nivelar la balanza de pagos, es decir, para que las exportacio­nes fuesen ¡guales a las importaciones.
Las medidas tomadas por el Estado beneficiaron a los grandes productores pampeanos, dueños de las tierras, y perjudicaron a pequeños y medianos pro­ductores rurales del resto del país. El incipiente desarrollo industrial del área
pampeana, que requería poca inversión en infraestructura y tecnologías como las industrias textiles, alimenticias, del calzado, de la bebida absorbió esa mano de obra desocupada. Otras industrias que se destacaron fueron: la mecánica (ensamblaje de la industria automotriz), químicas (pinturas, perfumería), fabricación de heladeras, cau­cho para neumáticos, indus­tria del cemento, etcétera. Las industrias demandaban no sólo mano de obra, sino también transporte y energía. Buenos Aires, Córdoba y Rosario presentaban esas con­diciones derivadas de la caída del modelo agroexportador, lo que provocó el aumento de la población y la concentración de fábricas.


ACTIVIDADES
1.  Relaciona» en un breve texto explicativo la Industrialización por Sustitución de Importaciones con los siguientes conceptos.- crisis, desarrollo industrial a escala nacional, importaciones, exportaciones, caída de precios, renta industrial.
2.  Describí, en un texto breve, el rol que cumplió el Estado en el periodo 1930-1943.
3.  En grupo, comparen el rol del Estado descripto en la actividad 2 con el que se detalla en el texto de Mario Rapoport en la sección "Palabras de
especialistas". Registren sus conclusiones en un texto producido en forma grupal.


La consolidación de la ISI (1943-1953)

La Segunda Guerra Mundial afectó la provisión de bienes y combustibles que la Argentina importaba y marcó el primer quiebre de la Industrialización por Sustitución de Importaciones.
En esa misma época, nuestro país abandonaba ciertos desencuentros polí­ticos, fraudes y sucesivos gobiernos conservadores —período conocido como la Década infame— que habían aumentado la tensión social interna, con el fortalecimiento de las ideas anarquistas traídas por los inmigrantes europeos. En 1943, un grupo de militares a cargo de los generales Pedro Ramírez y Edelmiro Farrell, por medio de un golpe de Estado, asumieron el gobierno. Estos dieron impulso a las industrias de base —como el acero, el petróleo y el carbón— que buscaron reducir la dependencia del exterior.
Las ideas nacionalistas estaban en auge en esos años, y una de las figuras más representativas de este pensamiento era la del general Juan Domingo Perón, quien consolidó en su primera y segunda presidencia, un modelo industrial que marcó las primeras grandes desigualdades socioterritoriales.
La constitución de un Estado cada vez más benefactor hizo que las eco­nomías del interior dependieran en mayor medida de la región pampeana.
El modelo de producción agroexportador no cesó. Buenos Aires y sus alre­dedores continuaron concentrando la mano de obra que demandaban las industrias ya instaladas en ese período anterior. El Estado administraba la renta agropecuaria y la reinvertía en préstamos industriales y en planes sociales que garantizaron la vivienda, la salud y la educación, la creación de hospitales y escuelas, y la promoción del turismo social, en áreas de la costa bonaerense y de las sierras de Córdoba, que demuestran la elevación de los ingresos de la población y el aumento del consumo interno de productos primarios, secun­darios y de servicios.
En esta etapa comenzaron a destacarse industrias más complejas, como la industria militar o la siderúrgica. Así, en 1941, se crea la Dirección General de Fabricaciones Militares y se construye la planta siderúrgica de Altos Hornos Zapla en Jujuy. Aún así, la mayor parte de las industrias en el país eran de capitales extranjeros.
En la década de 1930 se radicaron en nuestro país: Firestone, Kolynos, Quaker y Adams, Eveready, entre otras de capital norteamericano; y Suchard, Philips, Olivetti; entré las empresas de capitales europeos.

 La industria como impulsora de la economía

En la etapa de consolidación de la ISl se amplía la experiencia de la primera etapa (sobre la base de la producción de bienes para sustituir las importaciones), para dar paso a nuevos rubros: los bienes intermedios (metalurgia, siderurgia, química), los bienes de capital (vehículos, maquinarias) y los bienes de consumo durable (artefactos eléctricos -llamados línea blanca- como lavarropas, televisores, heladeras, etcétera).


La finalización de la ISI (1953-1976)

Al igual que en las etapas anteriores, en este período de industrialización, diversos factores internos y externos delinearon las desigualdades socio-terri­toriales propias del modelo. La vida política del país se caracterizó por la alternancia entre gobiernos civiles y militares, que adoptaron medidas econó­micas no siempre exitosas para el afianzamiento del modelo industrial.
En la década de 1950, el Estado alentó la llegada de empresas extranjeras, que paulatinamente fueron generando una dependencia científico-tecnológi­ca importante ya que, por sus características técnicas y su tamaño, el sistema industrial del país dependía de sus decisiones. En lo energético, se firmaron contratos con empresas petroleras norteamericanas con el propósito de lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos (petróleo, fundamentalmente, motor central del proceso industrial).
En 1958, el Congreso sancionó la Ley de Inversión Extranjera Directa (IED), que establecía que los capitales extranjeros gozarían de los mismos derechos que los capitales nacionales, con la particularidad de que las ganan­cias obtenidas por ellos se podían trasladar a sus países de origen. El destino de estas inversiones estuvo orientado a los sectores mineros, petroquímicos, metalúrgicos, electrónicos y automotrices. El Estado garantizaba a los capita­les extranjeros toda la infraestructura necesaria para su instalación (caminos, puertos, centrales eléctricas, tendido de oleoductos y gasoductos), otorgaba préstamos y los eximía del pago de impuestos. Este esquema generó una nueva forma de dependencia económica, ya que las políticas tomadas en cada gestión de gobierno fueron aumentando considerablemente la deuda pública, es decir, el endeudamiento externo.
Durante el gobierno peronista (1946-1955) el Estado tendrá una fuerte intervención en lo económico y en lo social. En lo económico, comenzó con políticas de nacionalización de empresas, por ejemplo, el servicio de gas en la provincia de Buenos Aires y en Capital Federal; pero también compró los ferrocarriles, las empresas de transporte, de electricidad y de agua corrriente.
También nacionalizó los puertos como el de San Nicolás, San Isidro, Ingeniero White y Puerto Madryn, entre otros.
Además fue el período de creación de industrias mixtas (de capitales nacio­nales y extranjeros), como Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (SOMISA) y la química Atanor.
En lo social, introdujo medidas tendientes a mejo­rar la situación de los trabaja­dores, incluyendo beneficios sociales e incorporando a la clase trabajadora al consumo del producto para incentivar la demanda interna.

Actividades
Con la información de estas páginas, realiza una cronología de los acontecimientos económico-políticos más importantes del período 1943-1976. Incluí los cambios relativos al rol del Estado,
2.    Explica en un breve texto por qué se habla de una dependencia científico-tecnológica y de una nueva forma de dependencia económica en la década de 1950.
3.         En grupo, elijan una de las opciones y hagan una investigación. Luego, preparen una exposición oral para realizar ante sus compañeros.
a.   Busquen información sobre el eje San Lorenzo-Ensenada: ¿qué industrias se localizan a su alrededor? ¿Qué ciudades importantes, dentro de ese eje, deben su crecimiento al sector siderúrgico y petroquímico durante el período estudiado?
b.  Averigüen la historia y la situación actual de la central Atucha II: ¿cuándo surgió y por qué? ¿En qué localidad argentina se halla instalada? ¿Qué beneficios tuvo su creación para el sector energético argentino? ¿Qué dificultades presentó dicho centro atómico luego de su creación y cuál es su situación de producción actual?


La participación del Estado en la finalización de la ISI

Hasta mediados de la década de 1950, el Estado fue aumentando su parti­cipación en la política económica y se hizo cargo de numerosas actividades mineras e industriales, especialmente en el campo de la producción de acero —SOMISA— y derivados del petróleo, como el caso de YPF y del carbón (YCF). También comenzó a actuar como prestador de algunos servicios (trans­porte, energía, telecomunicaciones), desplazando al capital extranjero, prefe­rentemente inglés, mediante una fuerte política de nacionalizaciones.
En la década de 1960, el proceso de industrialización se profundizó con una nueva oleada de ingresos de capital extranjero, esta vez de origen norte­americano, que se orientó hacia el sector de productos de consumo durables y bienes intermedios.
Las empresas que se instalaron en esta época eran multinacionales y tra­bajaban con tecnología de avanzada, lo que contribuyó a la disminución de la demanda de obreros industriales. Estas empresas enviaban al exterior gran parte de los beneficios obtenidos sin realizar nuevas inversiones en el país. La dependencia con el exterior no sólo tenía lugar en la actividad productiva, sino también en el sistema bancario, la tecnología y la comercialización.
El Estado realizó inversiones en infraestructura (acceso al agua, energía, vías de comunicación) para favorecer la instalación de industrias y servicios en los alrededores de las zonas urbanas y, en algunos casos, en sitios no industrializados ni suficientemente poblados. Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Neuquén, Río Negro y Santa Cruz fueron las provincias que más crecie­ron en esta etapa.
Desde el punto de vista territorial, se reforzaron las desigualdades entre la región pampeana y el resto del país, ya existentes desde el modelo agroexportador debido al proceso de concentración industrial pampeano.